Una buena manera de gestionar nuestras emociones es pasar del modo automático al modo de consciencia plena para lo cual es imprescindible ser capaces de pararnos durante 10, 5 0 1 minuto, al día.
Parar es tomar consciencia de nosotros mismos, de nuestra situación, de nuestro estado emocional. No se trata de cambiar nada, se trata de mirar hacia nosotros como si fuésemos un testigo mudo de la situación, de limitarnos a observar ese momento, sin intentar cambiarlo, solo mirarlo y ver que está ocurriendo en nuestro cerebro emocional.
Parar es un aviso a nuestro cerebro, a nuestro corazón, indicandole que no queremos vivir con el piloto automático, que queremos sentir, cada instante que vivimos, que queremos estar presentes en cada segundo de nuestra vida.
Lo mas curioso de detenernos es que cuando lo hacemos, todo se simplifica, todo se ve más sencillo, pero lo más importante es que nos estamos creando un hábito, que nos llevará poco a poco a conocernos mejor a cualquier nivel, a darnos cuenta de como funciona nuestro piloto emocional, de como son nuestras reacciones, nuestros procesos emocionales y porqué, nos pasa lo que nos pasa. Además, hay otra ventaja añadida, nos enseñará ser tolerantes y comprensivos con nosotros y con los que nos rodean.