En el mar, como en la vida, siempre hay olas. A veces son grandes, a veces pequeñas y a veces el mar parece «una balsa de aceite».
Las olas surgen en la superficie del agua porque las agitan los vientos, que vienen y van y cambian de dirección y de intensidad, tal como sucede en nuestras vidas.
Nada podemos hacer para detener las olas, ni los vaivenes de la vida, intentarlo no es muy inteligente, pero si podemos reconocer que el mar, como la vida tiene sus propias normas.
Los buenos surfistas no tienen miedo a las grandes olas, pero si respeto, conocimiento, pasión por ellas. Y saben… «que no pueden detener las olas, pero pueden aprender a surfear y a disfrutar».